¿El dinero hace la felicidad?

¿Qué es lo que realmente te hace feliz? ¿La capacidad de comprar? A fin de año muchos se preocupan con los varios regalos que tienen que comprar para compañeros de trabajo, amigos y familiares, así como con cosas que quieren adquirir para sí mismos o para la casa. A veces el dinero no es suficiente y se piensa que si hubiera más dinero disponible para hacer compras todo sería mejor y más fácil.

Me llamó la atención la cantidad de artículos que hay sobre si el dinero hace la felicidad.

Por ejemplo, Anne Fisher, que escribió para la revista Fortune, menciona algunas ideas de Raj Raghunathan, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Texas. En su libro If You’re So Smart, Why Aren’t You Happy? [Si eres tan inteligente, ¿por qué no eres feliz?], el profesor identifica siete razones por las cuales los ricos y exitosos no son tan felices como una persona promedio. Aparentemente los que son muy inteligentes devalúan la felicidad, pues no se la puede medir como el dinero.

Alex Hem menciona otro estudio desarrollado por la Universidad Harvard, en el cual se evaluó la vida de 700 estudiantes desde 1938 y se concluyó que la felicidad depende de la relación que uno tiene con familiares y amigos.

Pero leer esos artículos me hizo recordar lo que dice la pensadora y reformadora Mary Baker Eddy en su libro Ciencia y Salud: “No podemos circunscribir la felicidad a los límites del sentido personal.” O sea, limitar la felicidad a cosas, personas, o circunstancias implica que si uno no las tiene será infeliz. Eddy también afirma que “la felicidad es espiritual, nacida de la Verdad y el Amor” y que “la felicidad se lograría más fácilmente y estaría más segura en nuestro poder, si se buscara en el Alma.”

El Alma, que es el Principio creativo de todos nosotros y del universo, que gobierna todo, pero fuera de la forma finita, independientemente de cuerpo, edad, circunstancia, o lugar, tiene recursos infinitos para proporcionarnos felicidad y satisfacción con nosotros mismos y con la vida.

Heidi K. Van Patten pensó durante semanas sobre este asunto y escribió lo que para ella significa la Felicidad ahora y siempre. Concluyó que la alegría procede de la fuente espiritual del Alma, que es permanente e ilimitada, y “la felicidad es nuestro derecho divino, un aspecto constante y consistente de nuestra existencia”…

Por todo eso me gusta pensar que nuestra vida es como una escuela constante. Todo por lo que pasamos nos ayuda a crecer en virtud, honradez y sabiduría, lo que nos permite comprender que la verdadera felicidad viene de nuestra más alta naturaleza, que es espiritual, y por lo tanto no depende de dinero, personas, ni circunstancias. Esa felicidad espiritual está disponible para todos, y como la siento tan fuertemente en mi vida, de corazón la recomiendo a los que la buscan.