8 consejos para evitar los celos, sufrir menos y no dañar tu relación

 

Sentir celos hasta cierto punto es normal cuando estás en una relación, pero si son excesivos, estos podrían dañar lo que bonito que tienes con tu pareja; si no te ha dado motivos para sentirte inseguro de su amor, entonces lo mejor es tratar de controlarlos y siempre conversar sobre lo que sientes.

Dicen que el celoso no sufre por lo que ve, sino por lo que imagina. Es posible que estés sesgando la realidad por miedo a perder tu relación, y puede que tus celos estén injustificados.

En ese caso, lo recomendable es intentar apartarlos como sea. Sin embargo, no siempre hay que asumir que los celos hay que quitárselos y olvidarlos.

En ocasiones los celos funcionan como una especie de alarma, pues avisan de que algo no está funcionando bien entre ustedes (rutina, desinterés, cansancio…) y precisamente por eso una tercera persona está colándose en tu espacio.

 

1.- No acuses a tu pareja

No la acuses ni des por hecho cosas inciertas, o se pondrá a la defensiva. Los celos son un tema que debe tratarse con delicadeza y dulzura.

Además, hay personas que odian que se ponga en duda su confianza, y más si sienten que no están dando motivos.

Aclara con tu pareja qué razones tienes para sentirte celoso. Habla con sinceridad, no ocultes nada, por absurdo que te parezca.

Decirlo en voz alta te ayudará a ti también a darte cuenta de matices nuevos.

 

 

2.- No prohíbas

No quieras que tu pareja esté contigo por obligación, ni que se sienta frustrada o limitada por ti. Eso hará que cada vez tenga menos ganas de estar contigo.

A nadie nos gusta que nos quiten libertades. Todo es negociable, y puedes hablarlo para llegar a un acuerdo.

Prohibirle algo es una forma de amenazar con quitarle tu cariño si lo hace; ¡y eso es chantaje!

 

 

3.- Revisar su celular constantemente

No caigas en la tentación de mirar a escondidas el móvil, el ordenador… Si lo haces, pierdes la razón que tienes.

El fin no justifica los medios. En todo caso es mejor que, eventualmente (no lo hagas costumbre), le pidas a tu pareja que te enseñe ella misma algo que necesitas ver para estar más tranquilo (algún mensaje, por ejemplo).

Si no quiere quiere hacerlo está en su derecho, y eso tampoco significa que tenga algo que ocultar.

Todos necesitan intimidad (es positivo que no fusiones tus espacios) muchas personas se sienten incómodos si alguien lo invade.

 

 

4.- No pienses mal ni busques cinco pies al gato

Ante la duda, pregúntaselo abiertamente. Por otro lado, plantéate: ¿haces tú cosas similares a las que rechazas en tu pareja? ¿Te consideras infiel por ello?

Piensa que él o ella no está sola en el mundo: es normal que se relacione, y tú también lo haces.

A lo mejor, si lo haces tú no le das importancia y lo ves normal, pero si lo hace ella te molesta.

 

 

5.- Deja de llamar constantemente

Es agradable llamar a tu pareja para saber cómo le fue en el día, pero llamarlo a cada rato para saber cada uno de sus movimientos, no es bueno, pues puedes llegar a saturarlo y a tensar la relación, y en el peor de los casos, a dañarla. Intenta controlar esas ganas de saber lo que hace y confía más en él.

 

 

6.- Hacer demasiadas preguntas

Es bueno que cada uno tenga su propio espacio. Que tú salgas con tus amigos y él con los suyos, pero si al hacerlo, luego le vas a preguntar cada detalle de la noche que tuvo con su salida, vas a lograr perturbarlo. Él te quiere y debes confiar más en lo que te dice.

Recuerda que la base de una buena relación es la comunicación y confianza.

 

 

7.- Pelear seguido por celos

Es normal tener peleas con tu pareja, pero si estas son seguidas y por celos podría dañar tu relación.

No solo porque podrías cansarlo, sino porque la falta de confianza e inseguridad a la larga hacen daño. Lo mejor es siempre conversar y tener una comunicación abierta.

 

 

8.- No actúes por despecho

Piénsalo dos veces antes de reaccionar haciendo algo a modo de ‘venganza‘ para conseguir que tu pareja sienta celos, igual que tú. En ese momento puede que te sientas aliviado, pero a la larga puede perjudicarlos a los dos.

De esta manera solo desvías el foco de atención del problema y lo engrosas: en lugar de hablarlo y madurarlo, provocas más confusión y más motivos para distanciarse.

 

 

 

⇒ Con información de El portal del hombre y El Comercio.pe

 

Denisse Espinoza