El color de la comida importa más de lo que parece

 

“De la vista nace el amor”, asegura el refrán. Y es verdad. Este dicho, tan popular como universal, puede ser aún más cierto de lo que imaginas cuando de la comida se trata, especialmente en lo que a su color y apariencia respecta.

Todos saben, de alguna manera, que el aspecto de la comida es fundamental: al comprar una manzana –por ejemplo- se suele escoger aquella que tenga un buen color y una apariencia fresca, dejando de lado aquellas que no cumplan estos estándares.

Parece simple pero no lo es. De hecho, la importancia del color de la comida es tal que, incluso, influye en el sabor que tiene cuando la ingieres. ¿Cómo es esto posible? La ciencia, como siempre, lo explica.

En la corteza cerebral, específicamente en el área occipital, se desarrollan funciones relacionadas con la interpretación de los estímulos visuales, así como “la relación de la información visual recibida con experiencias visuales pasadas, lo que permite reconocer y apreciar lo que se está viendo“, asegura Charles Spence, quien dirige el Crossmodal Research Laboratory en la Universidad de Oxford.

Él explica que en el proceso de comer se dedica mayor actividad en la corteza cerebral a lo visual, por lo menos más de la mitad de la que se origina al probar los alimentos. Y es, este último rasgo, lo que nos hace únicos entre los mamíferos.

Así mismo, lo visual está relacionado con la aceptación o no de nuevos productos, y estos alcances llegan hasta a los empaques y presentaciones de alimentos procesados. Por ejemplo, un empaque que cambia, o que no es la presentación típica a la que el consumidor está acostumbrado, dispara un proceso mucho más crítico para acceder a comprar el producto; es por esto que un cambio de imagen o un cambio de color o empaque es tan delicado en la industria alimenticia.

Otro ejemplo podría ser el de Heinz y sus salsas de tomate coloridas que lanzó al mercado en el 2000. Al principio la idea parecía buena porque los niños tenían la posibilidad de “colorear” sus comidas con ketchup azul, rosa, naranja, morado… pero el producto no pudo establecerse más allá de su etapa de introducción, cuando la innovación es el detonante de la compra. Así, en 2006 esta línea dejó de fabricarse.

 

Ojo predictor

Volviendo en pleno a la frase inicial “de la vista nace el amor”, es posible decir entonces que el primer sentido con el que probamos los humanos es la vista. Y es que esta información activa un sin número de recuerdos anteriores, como una especie de acervo o memoria secreta que anticipa cómo sabrá cierta comida.

En el estudio encabezado por George H Van Doorn analizaron si la percepción de los consumidores al probar un café latte estaría influenciada por el color de la taza, y la conclusión fue sorprendente: la taza blanca aumentó la “intensidad” nominal del sabor del café en relación con la taza transparente.

Sin embargo, por las diferencias físicas leves dadas en las tazas utilizadas, se llevó a cabo un segundo experimento con tazas de vidrio idénticas, pero con las mangas de color. Una vez más, se encontró que el color de la taza influye en la calificación de los participantes del café. En particular, el café fue calificado como menos dulce en la taza blanca en comparación con las tazas transparentes y azules.

Otros experimentos, recabados en un artículo de la revista Nautilus, sugieren que un cambio en la coloración de bebidas como jugos y vinos, por ejemplo, cambia radicalmente el veredicto de quienes los prueban. Es decir que la vista activa desde un inicio información que proviene directamente del color.

Esto comprueba que los ojos pueden engañar a un paladar experto. Así, por ejemplo, en 1980 se realizó un estudio que lo apoya: a los sujetos les vendaron los ojos y se les preguntó si la bebida que estaban bebiendo era de sabor naranja, y solo uno de cada cinco pudo hacerlo. Pero cuando se les permitió ver lo que estaban bebiendo, cada uno de ellos identificó el sabor a naranja. Y no solo esto, cuando una bebida sabor limón era de color naranja, casi la mitad de los encuestados pensó que estaba probando sabor naranja, pero ninguno pudo asegurarlo cuando era verde.

 

Fun Facts

Ya conociste algunos de los ejemplos en los que los colores afectan el sabor o influyen en la compra y aceptación de un producto o alimento… Ahora, estos son algunos de los resultados de las investigaciones dedicadas a este propósito:

El color rojo remite a sabores más dulces…
Los colores brillantes sugieren bebidas más dulces…
Un té en recipiente transparente sugiere que está más frío…
La forma y el color del plato influye en los juicios del gusto y la calidad. Así, por ejemplo, un mousse de fresa sabe mejor en un plato redondo y blanco que en un plato cuadrado y negro…

 

* Visto en Hipertextual

 

 

Denisse Espinoza