La espiritualidad es un aspecto esencial del ser humano. Es llevar una vida interior, algo que no es mente y cuerpo sino espíritu. No se trata de religión, es un proceso donde las personas buscan la trascendencia, un viaje al interior.
El símbolo del infinito se ha usado para representar el concepto de infinidad desde el siglo XVII. Esta representación está relacionada con las matemáticas, pero también con otras áreas como: la astronomía, la espiritualidad, la filosofía, la eternidad, lo inconmesurable y lo ilimitado, pero son pocos lo que conocen el verdadero poder que tiene.
Existen personas que son consideradas como seres de luz y no necesariamente están en otros planos o dimensiones, muchos viven entre nosotros, y son aquellos que nos motivan a ser mejores personas y nos llenan de energía positiva.
Durante el entretiempo de uno de sus partidos de fútbol, mi nieto se mostró dispuesto a aceptar algunas ideas útiles que compartí con él. Tras nuestra conversación regresó a la cancha y marcó un gol de inmediato, y poco después lo vi palmeando en la espalda a un compañero, tras haber también anotado.
Al mirar las noticias estos días, parecería que la gente ha perdido todo sentido de lo que significa ser amable y tratar bien al prójimo. La discordia en las familias, en las comunidades y en el panorama político en general parecería sugerir que las divisiones, el odio por 'el otro', el terrorismo y el temor imperan.
¿Determina nuestro código genético quiénes somos? Las investigaciones científicas inicialmente sugerían que somos nuestros genes, que los hemos heredado. Por lo tanto, podemos hacer caso omiso de determinadas características personales, como es la tendencia a la obesidad, porque son parte de la naturaleza que heredamos.
Mantener una buena salud y una expectativa de vida es lo que deseamos alcanzar diariamente. Hay muchas personas que tienen un miedo latente a la muerte. Es el temor a ella lo que hace que uno recurra a la medicina como prevención, encontrando una respuesta rápida a la salud y al bienestar.
De niña, cada vez que tenía un problema mi madre solía decirme: “La risa es la mejor medicina”. Ese viejo adagio a veces me hacía sentir mejor. Pero ¿Cuál es la “mejor” medicina para sanar tanto el cuerpo como el alma?