Vive tu vida como más te guste y olvídate de la edad

 

Todos hemos dicho “lo creeré cuando lo vea”. Pero, ¿consideramos la afirmación contraria: que vemos y experimentamos lo que creemos, incluyendo lo que creemos sobre el envejecimiento?

Considere la confianza del Dr. Norman Vincent Peale: “La edad no trae por sí misma la degeneración y la discapacidad. Más bien es la creencia de que esto es así lo que las causa”.

La escritora cristiana y fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribió más de 200 declaraciones sobre el envejecimiento, y una de ellas dice: “La mente mortal ve lo que cree tan ciertamente como cree lo que ve”.

Los pensamientos desagradables sobre la edad no solo afectan a lo que sentimos sobre nuestro propio envejecimiento, sino que pueden influir en cómo vemos a miembros de la familia, amigos, actividades, ocupaciones, el mundo, etc. Con lo que nos identificamos, se convierte en nuestra experiencia. Pero, ¿debemos creer todos los pensamientos pesimistas que tenemos acerca de la edad?

La investigación sugiere que no. La profesora Rebecca Levy, de la Escuela Yale de Salud Pública, examinó los resultados de un estudio llevado a cabo hace 30 años en Oxford, Ohio, sobre las actitudes ante el envejecimiento. Ella continuó el estudio y descubrió que estas actitudes y creencias, sin duda, afectan a la longevidad de uno. Quienes tienen una visión más sana y realista del envejecimiento viven un promedio de 7,6 años más que quienes tienen estereotipos negativos sobre el envejecimiento. “Las creencias sobre el envejecimiento, que se toman de la cultura, tienen una influencia“, concluyó.

Este tipo de investigación apunta a un cambio positivo en las formas en que, como sociedad, pensamos en el envejecimiento. Yo he descubierto que discusiones como esta suceden no solo en las pruebas clínicas, sino también en conversaciones cotidianas.

Por ejemplo, me invitaron a hablar en una clase de religión en una universidad de artes liberales local. Yo había preparado un esquema de mi charla, pero desde el momento en que empecé a hablar, parecía que este dinámico grupo de estudiantes estaba más interesado en discutir/comparar nuestras dos religiones diferentes. Por lo tanto, puse el esquema a un lado y simplemente respondí a preguntas de los asistentes. Eso es algo bastante valiente a hacer cuando mira a 30 estudiantes universitarios curiosos y entusiastas simplemente con ganas de hacer una declaración contundente sobre sus creencias religiosas.

Me encontré sorprendida al hablar de la edad. Cuando dije: “El hombre es espiritual, eterno y atemporal”, sentí un cambio dramático en la atmósfera. Y como estos estudiantes realmente no tenían ningún punto de vista opuesto sobre el tema, tuve la oportunidad de hablar libremente sobre mis conceptos de edad, desde un punto de vista de la Ciencia Cristiana.

Les leí esto de Eddy: “La vida es eterna. Debiéramos descubrir esto y comenzar a demostrarlo. La Vida y la bondad son inmortales. Entonces demos forma a nuestros puntos de vista de la existencia con belleza, lozanía y continuidad, más bien que con vejez y decrepitud”.

Comencé a explicar cómo empezó Eddy su gran trabajo a los 45 años y todavía trabajaba duro a los 89. Les recordé que las historias de la Biblia –una parte obligatoria de su plan de estudios– incluyen las de Abraham, Noé, Moisés y Sarah, que tuvieron éxito en un momento avanzado de su vida.

También hablé sobre mi suegra, que, convencida de que la vida es espiritual y eterna, jugó 18 hoyos de golf a los 80 años con amigos 30 años menores que ella, ¡y los ganó!

Después de la clase, me di cuenta de que la maestra había estado llorando. Apenas podía hablar cuando dijo que mis declaraciones sobre la edad eran algo que nunca había considerado antes. Dijo que había alcanzado recientemente una cierta edad y que su familia le estaba insistiendo en que se retirase. A pesar de que se veía y se sentía mucho más joven que sus años cronológicos, había permitido a su familia que la convenciera y esa misma mañana había entregado a regañadientes su renuncia. ¡Se ofreció a acompañarme a la salida para que pudiera pasar por la oficina, recuperar esa renuncia, y romperla!

Al igual que la familia de esa maestra, muchos creen que un cierto número de viajes alrededor del Sol son un indicador de disminución de la salud, de que las carreras profesionales pierden ritmo o cesan, o de que uno debe renunciar a ciertas actividades. Agradezco ver la evidencia de que las actitudes de las personas están cambiando.

Curiosamente, Eddy también dijo: “Si no fuera por el error de medir y limitar todo lo que es bueno y bello, el hombre gozaría de más de setenta años y aún mantendría su vigor, lozanía y su promesa”. Y, he aquí un consejo similar del Dr. Peale: “Viva su vida y olvídese de su edad”.